<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d12259601\x26blogName\x3dNUESTRA+VOZ+SIEMPRE+ES+ESCUCHADA\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLACK\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://nuestravoz.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_PE\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://nuestravoz.blogspot.com/\x26vt\x3d363419944070643275', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

miércoles, noviembre 16, 2005

Yo blogueo - ida y vuelta de una moda con teclado

Artículo escrito para la Revista Altavoz (Trujillo, noviembre 2005)

Nuestra globalizada y enorme circunferencia terrestre, cada día más alterada por nuestros alteregos, se está encaminando poco a poco - a pesar de que sus millones y millones de individuos abren diariamente sus ojos para participar de un festival de actividades, emociones y desencuentros - a convertirse en una pequeña aldea plagada de fibra óptica, messenger 7.0 y visitas virtuales a la casa donde vivió Mahatma Ghandi.

La tecnología y los avances que de ella provienen están sobrepasando las expectativas de muchos de nosotros, pobres y humildes individuos que esperan alguna oferta en derremate.com, o si es más urgente, una PC one recontra ensamblada y pasteurizada para poder poner nuestro letrero de “Se hacen tipeos”, en la puerta de nuestras casas. Viene a mi mente el momento más memorable de mi infancia, cuando mi papá tomó la decisión de que ya era hora de dejar atrás ese televisor de tubos, en blanco y negro, donde mi hermano y yo tratábamos de adivinar de qué color era la ropa del pájaro loco, para pasar a un moderno televisor Tatum, de color, que colmó nuestra vida de nuevos sueños y fantasías, en color.

No necesito seguir hablando de esto, pues es sabido que día a día los maestros de Silicon Valley y Jr. Wilson nos sorprenden con maravillas de plástico y fibra de vidrio, cargadas con Winning Eleven 9 y Encarta 2006, pirata por supuesto, o tal vez, yendo un poco más allá, nuevas formas de comunicación que han sobrepasado a los emilios y las sesiones húmedas y nocturnas de chat, esas donde pretendo ser ese hombre alto, atlético, de cabello rubio, ojos azules y una billetera del tamaño de un zapallo, conversando con una fémina que para qué te cuento.

Cotidianamente, a través de muchos medios de comunicación y supuestos paladines de la opinión pública, somos bombardeados con publicidad, vedettes, urracas y chauchillas que aturden nuestra atención, hasta olvidarnos de lo básico, de lo profundo de la vida y hacernos aprobar con la cabeza los errores de nuestros padres de la patria, de nuestros defensores de la justicia y una carencia de comunicación que bloquea mi cerebro hasta dejarlo nublado de tanta cortina de humo.

Todo ha cambiado. Y estoy tratando de adaptarme a ese cambio. Estoy marcando mi territorio, no precisamente como un canino de cola larga lo haría, pero de alguna manera lo estoy haciendo. No fue tan fácil al comienzo, pero ahora descubro la dulzura de sus líneas y la amargura de sus silencios, aquellos silencios que surgen de una mente en blanco, incapaz de cuestionar lo cuestionable y mantenerse indiferente ante lo obvio.

He creado un mundo, en el cual las reglas las pongo yo, el lugar y la hora no importan, solo de qué humor amanezco hoy y de qué tengo ganas de hablar. Ya sea algo profundo o algo superficial lo que diga, lo digo y punto. Pues sí importa. No soy un mártir o un santo, pero busco ser escuchado. Y muchas veces lo logro. Tal vez algunos no tenemos profesión o un PhD, pero sabemos más que muchos otros en estos temas. Porque es la vida misma, en ella se basa todo esto, en vivir y dar vida. Y así tengamos 15 o 50, somos lo que nuestra vida ha hecho de nosotros.

Me considero un creador, un creador de conciencia y de estímulos, de reacciones y de comentarios. Si estás de acuerdo o te gusta, me lees; si no, me esquivas y, tal vez, algún día, me vuelvas a visitar. Eso es una reacción. Porque busco reacciones, busco que la gente despierte, no a la hora que yo lo hago, pero tal vez de la forma que lo estoy haciendo. No es mi única obligación. Bueno, no lo considero una obligación, llámalo hobbie, pasatiempo, distracción, relajo, lo que quieras. Es mi compromiso, pues me comprometí con esto desde el día que lo inicié, por ustedes más que por mí, pues yo tengo una ventaja, yo conozco de lo que posteo antes de postear. Pienso, ¿qué les gustaría leer?¿Me gustará escribir sobre eso? Claro que sí, sino no lo haría.

¿Moda? Como sea. Si no lo es, pues estamos imponiendo una. La moda de encontrar un espacio donde podamos decir lo que querramos, y encima, de escuchar lo que otros piensen de nosotros. Más que de nosotros, de lo que nos atrevemos a decir con nuestras palabras, imágenes, voces. Algunos prefieren hablar de política, arte, deportes, fantasías eróticas… yo hago un poco de todo, pero no necesito inspirarme en otros. No somos renegados, antisociales o un grupito de patas que quieren cambiar el mundo. Sólo somos bloggers.

Y es que soy un blogger y sé cuáles son las reglas que debo cumplir en mi blog, y las que ustedes deben hacer, pero no conozco reglas para mi vida diaria, para mis posteos. Nadie me dice: “No escribas a tal hora o sobre tal cosa.” Nadie lo hace. Nadie me dice que no lo haga mientras hago otras cosas. Y es que mientras lees estas líneas, mi cabeza y mis manos están a mil por hora. No puedo evitar postear.

Dicen que ha revolucionado la forma de comunicarse con los demás, si aún no lo hace, me imagino que lo logrará, tanto que será posible saber que tu vecino ya no es más el tipo bigotón con el que no te dirigías ni la palabra, sino que hasta podrás meterte en su casa y ver lo que hace en sus oscuras noches de locura y frenesí, y descubrir, tal vez, que ese tatuaje en el brazo no se lo hizo en Bad Boy Tattoo, sino que se lo hicieron con un clavo oxidado en El Milagro.

Aquí puedes ser tu mismo y mostrarte al mundo con esa verruga en la nariz por la cual nadie se atreve a mirarte a la cara. Puedes tener un nuevo tema de conversación. Puedes mejorar la relación con los demás. Antes dabas tu fono para que la gente te llame, ahora das tu email y la dirección de tu blog, y la gente te hablará más claro. Eso es solo algo de lo que puedo hacer.

No lo sé todo, pero sé de lo que hablo, es mi vida, es mi experiencia, es mi presente y tal vez mi futuro. Porque esto tiene un futuro, y está relacionado con nuestro pasado y aún más con nuestro presente. Por eso soy un blogger. Por eso yo blogueo. Luego de leer esto podrás llamarme como quieras, pero llamé tu atención y te quedaste conmigo hasta el final de este párrafo. Ojalá lo hagas hasta el final de mi días.

© Copyright 2005 / Fredy Zegarra