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martes, mayo 31, 2005

Tarea de todos

Luego de recuperarme de un ajetreado lunes, vine dispuesto a continuar mi trabajo y darle un tiempito a revisar unos blogs que disfruto leer día a día. Las primeras horas estuvieron cargadas de "hazme esto" y "anímate Fredy que tienes que trabajar". Cuando mis pilas estuvieron lo suficientemente cargadas y el ánimo estaba al tope para no perder más tiempo y entrarle duro a la chamba, comenzó lo inesperado. Un altavoz que se escuchaba por todos los pasadizos de la universidad, emitía unos sonidos que hacían pensar a mis compañeros de labores que algo importante estaba ocurriendo. Alguien abrió las ventanas para asomar su cabeza y darse cuenta de lo que estaba paando. Al hacerlo logré escuchar:
- Se invita a todos los alumnos y personal de la universidad que en breves momentos se llevará a cabo un simulacro de sismo. Vayan saliendo al patio de manera calmada.
Todo el mundo comenzó a murmurar lo que se había oido. A la Brigada de Defensa Civil no se le había ocurrido mejor idea que hacer un simulacro de sismo un día martes, después de no haber tenido labores el lunes y cuando toda la gente no piensa en otra cosa que recuperar el tiempo perdido y ponerse al día en la chamba para no seguir atrazándose. Pero la decisión estaba tomada y, caballero nomás, tuvimos que abandonar nuestras oficinas para salir a pararnos durante unas horas en un círculo color amarillo que estaba pintado en el piso. Bueno, así dice la teoría, pero la realidad era otra.
Efectivamente, la gente salió de sus oficinas y de sus aulas y nos dirigimos cual corderos al patio principal para presenciar de una suerte de trapecistas y brigadistas que empezaron a efectuar un espectáculo circense donde había gente que se descolgaba de sogas de un cuarto piso, y entre sirenas de ambulancias y amagues de incendio, nos daban cátedra de qué hacer y qué no hacer durante un sismo.
No crítico su labor, es buena y efectiva, pero lo que si destaco por sobre todas las cosas es la respuesta de los "damnificados". Si en este momento hubiera un sismo en mi universidad, abolutamente todos habríamos muerto. Y eso sin exagerar.
La gente, literalmente, salió a webear y cagarse de la risa cuando los expertos hacían sus peripecias. No les importaba un pepino lo que estaba sucediendo, y eso que se les iba dando instrucciones de qué debían hacer. Era como si a un congresista le dijeras "ratero", no se inmutaban para nada. Y así pasaron toda la hora, para luego pasar a sus aulas - los que no se escaparon y fugaron de la U - y volver a su vida normal.
Yo, aproveché el tiempo para aprender un par de trucos para escapar de esas situaciones y, cuando ya todo estaba dicho, me fui a comer un par de galletas que me pelaba de hambre.
Ahora, estoy de vuelta en mis labores y, como me cortaron la mañana, mejor posteo antes que me olvide qué cosa quería decirles.
Y es que estas cosas son importantes, no por algo se recuerda hoy 35 años del "desatrozo desastre" -recontra exagerando la cosa - que eliminó del mapa a la bella Yungay - a la cual una vez pude visitar y observar dicha desgracia - y que es lo que se quiere evitar.
Bueno, ya está por terminar "Basura" de Huelga de Hambre, así que ya es hora de darle rienda suelta al jornalismo y dejar las labores por esta mañana. Volveré con algo más luego de un pequeño comercial.

simulacro

© Copyright 2005 / Fredy Zegarra